El tiempo de Adviento

Durante este tiempo, que inicia a finales del mes de noviembre, se puede observar todo lleno de adornos, luces, regalos y ofertas… pero, en realidad, la fecha de la Navidad, para el cristiano, está aún distante.

 

El tiempo de Adviento, cuyo nombre viene del latín “adventus Domini” (llegada o venida del Señor), no tiene un número fijo de días, pues está determinado por el día de la semana, en que cae la solemnidad de Navidad. Comienza con las primeras vísperas del domingo más cercano o coincidente con el 30 de noviembre y termina antes de las vísperas de Navidad. Es un tiempo compuesto por cuatro domingos, destinado a preparar a la Iglesia a celebrar la segunda gran fiesta cristiana del año, pues la fiesta principal es la Pascua. Es un tiempo de gozosa espera, no de penitencia, como podría sugerirlo el color morado de las vestiduras litúrgicas.

 

Este tiempo tiene un doble carácter, histórico y escatológico: preparar a la Navidad, fiesta de la primera venida del Señor, y dirige la mirada de la Iglesia hacia la segunda y definitiva venida del Señor, al final de la historia. Esta doble venida recorre la liturgia del Adviento, que se centra más en el aspecto escatológico hasta el 16 de diciembre y el del nacimiento histórico, desde el 17 hasta el 24 de diciembre. Por eso, en este último período, la figura de la Virgen María tiene una particular resonancia, que se prolonga en el tiempo de Navidad. Nuestra vida cristiana adquiere sentido a partir de estos dos momentos históricos: La encarnación de Cristo que nos hace hijos de Dios y la segunda venida que completa esta obra de Cristo. El cristiano vigila, y espera siempre la venida del Señor.

 

Esquema del Adviento

La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.

 

Por tanto se puede hablar de dos partes del Adviento:


Primera Parte

Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos;

 

Segunda Parte

Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad. Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesia ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús. Una de las manifestaciones más preciosas y que gracias a Dios ha calado muy bien en la vivencia litúrgica de nuestros creyentes, es la Corona del Adviento.

 

 

 

 

Los signos del Adviento

La corona, nos recuerda la realeza y la dignidad de Cristo Rey y nuestra realeza bautismal (Lc 1,33; 1 Ped 2,9). Sus ramas verdes significan el señorío de Cristo sobre la vida y la naturaleza, como dones de Dios. La luz significa a Cristo, Luz del mundo que viene a iluminarnos (Jn 8,12). Se enciende una por semana, toda vez que nos reunamos en casa para rezar o comer.

 

Las luces, nos recuerdan que Cristo es la luz, que disipa nuestras tinieblas y triunfa sobre la oscuridad del pecado y de la muerte, por su Misterio Pascual (ver Is 2,5; 60,1-2). Nos gusta poner “bombillas de aquí y allá”, pues entonces que nos hagan recordar la alegría del Advenimiento de Cristo, la felicidad, la gloria y la fiesta. Navidad es luz, es Vida. Es la verdadera Vida que brota del “viejo tronco” que parece caído, muerto y sin vida, y que de él es capaz de salir un retoño, un “hijito” como decimos comúnmente (leer Isaías 11, 1-10).

 

 

Qué significa “Gaudette”

 

Es el Tercer Domingo de Adviento, llamado así por la primera palabra de la antífona de entrada de la Misa (Gaudete, es decir, Regocíjense).

 

En el Domingo de Gaudete hacemos un pausa en la rigurosidad del tiempo de preparación para simbolizar la alegría y el regocijo por la Redención Prometida, las cuales nunca deben estar ausentes del corazón del fiel. Por eso el color morado “se atenúa” y se utiliza el rosado.